La tarde no empezaba bien. Cuando nos encontramos sus rostros mostraban un enfado reciente, además de los nervios añadidos a tener que hacerse las fotos.
Había quedado con Andrea y Dani para hacer la sesión pre-boda. Así que tenía tres objetivos: conseguir la reconciliación, echar fuera los nervios y mi querido y pesado 70-200mm.
Elegí un paraje abierto, un bosque cercano a la Senia. Es difícil resistirse a esos verdes, al olor de la hierba y la madera, a la naturaleza en su máximo esplendor. Y ahí sucedió la transformación. Al igual que el campo pasa del pelado y frío invierno a la exuberante y templada primavera, ellos comenzaron a disfrutar. Y mucho.
Objetivos cumplidos: fantástica sesión pre-boda realizada y reconciliación conseguida.